viernes, 5 de febrero de 2010

Felicidad

La piel morena del caballero resplandece en la oscuridad.
Ahora ella sabe que no necesitaría nada más que su presencia para ser feliz en su lecho de muerte, con su presencia bastaría.
Todo lo que lo rodea respira una atmósfera mágica. Una mano delgada seguida de una figura inmaculada la arrastra lejos de él.
Hasta el momento de su último respiro no apartó la vista de aquel que había intentado salvarla de una muerte en vano. Ella era feliz, mientras caminaba silenciosamente hacia su próxima morada. En ningún momento apartó los ojos de ella que, ausentes, ya no lo veían. Hizo girar su caballo y con un último suspiro se despidió de ella. En ese momento un dardo envenenado se clavó en su desdichado corazón que cesó de latir al momento. La guerra comenzaba.

1 comentario:

  1. Si lo tuviera en Wordpress recibiría más visitas, y yo podría agregarla a mi lista más fácilmente.

    Tenés buenos temas; este alegoría patibularia me encanta

    Apuntes sobre la inexistencia

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